'Los miércoles de Rafael' es una de las actividades del proyecto cultural MÁLAGA, CAPITAL COÍN que venimos desarrollando en torno a la memoria del genial escritor malagueño Rafael Pérez Estrada. Un guiño periódico durante el presente 2014, en el que conmemoramos el LXXX aniversario de su nacimiento, con el propósito de acercar su figura a nuestros paisanos, recordando que durante la década de los años 80 residió en Coín y que en este pueblo creó, en el transcurso de sus prolongadas estancias entre nosotros, gran parte de su mejor obra tanto literaria como pictórica.

 
         
       
03 Rafael, Málaga Mediterránea  
 
         
 

Él representa la Málaga abierta y mediterránea, cosmopolita y culta. Málaga es Rafael y la capital de Málaga es Coín. Don Manuel Alvar escribía: "Difícil de encontrar un poeta con la vehemente imaginación de Rafael Pérez Estrada. Ni con su sensibilidad. Ni con su sentido de la ironía. Ni con la voluntad de aunar mundos de opuestos. Asomarse a su literatura es vivir una tensión insólita, porque nada tiene que ver con la realidad, si acaso con la fantasía más desbordada". Y, Rafael decía: "La fantasía, para muchos filósofos, es la más alta expresión de la imaginación, quizá aquella que está más cerca de los dioses. Yo suelo decir que la imaginación es un lugar en el que llueve".

   

 

El libro La ciudad velada de Rafael Pérez Estrada, con fotografías de José Sánchez Ponce, fue editado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga en 1989 y aquí reproducimos algunos de los dibujos que contiene.

         
       
             
       
             
       
             
     
   

Imagen de 'El corazón manda. Rafael Pérez Estrada. Dibujos y otras rarezas' from El Árbol Boca Abajo, 2012.

 

 
     
         
 

 

 

UNA TÍMIDA PROPUESTA DE CAMBIO

 

Cambio la inútil voluntad del pez volador
por la audacia del felino ciego.
Las alas de los ángeles, por los brazos
perdidos de un Apolo.
Una gala de Pavarotti, por las chimeneas de
un viejo trasatlántico en la soledad del mar.
El grito por el cable del trapecista.
El vértigo, por el écuyère del Circo Price.
El humo, por el vuelo.
La bañera por las catarátas del Niágara.
Lo posible, por lo imposible.
La realidad por la ebullición imaginativa.
Suplicaría el temblor de la lluvia en los
cristales,
la utilidad de la lágrima,
el otoño en las playas,
y el poder de la melancolía.


 
         
   
   
             
             
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